¿Qué significa la abundancia para ti? ¿Sientes que estás rodeada de ella? ¿Te sientes un ser abundante?

 

Este mes, dentro de la categoría komono del método KonMari® hablaremos sobre cómo revisar y ordenar todo lo relacionado con la cartera y el dinero. Pero antes de meternos de pleno en ello, me parece imprescindible reflexionar sobre temas más abstractos que están íntimamente relacionados con nuestra percepción del dinero y nuestra realidad económica.

 

Entre todos los temas que tocaremos me gustaría empezar con la idea de la abundancia. Es un tema que a nivel personal me interesa mucho y vengo reflexionando desde hace años. Y aunque todavía a veces caigo en la desesperanza de la escasez -sobre todo en fase premenstrual. Esto sería para estudiarlo en comunidad y en otro espacio, pero me parece un temazo-, cada vez me siento más alineada y tranquila con esta idea.

 

Tengo que admitir, sin embargo, que no me resulta fácil ponerle palabras porque hay ciertas afirmaciones de expertos en el tema que me chirrían bastante y no acaban de resultarme del todo coherentes con una visión feminista y de otras realidades más allá de mis propios privilegios.

 

Tal y como menciona Sergio Fernández en su libro “Vivir con abundancia” la escasez es la alteración natural de la tendencia de la vida a la abundancia. La esencia de la naturaleza es abundancia, y la escasez es una anomalía. (…) La escasez es la alteración creada por los humanos de la tendencia natural de la vida a la abundancia.

 

Según el autor la abundancia, como la escasez, es una decisión (consciente o inconsciente). Aunque no acabo de compartir completamente su visión creo que es importante saber apreciar la abundancia que nos rodea, especialmente en todos los pequeños detalles y privilegios: nuestro entorno, el aire que respiramos, el agua que tenemos a nuestra disposición, la luz natural y artificial, todos los bienes materiales… Por supuesto también todo lo inmaterial como el amor, las relaciones, la capacidad de expresión y comunicación, el abanico de emociones que podemos sentir…

 

Aunque la realidad de las personas que siguen este blog es muy diversa, mi experiencia es que incluso las personas que viven con una economía austera, guardan en sus casas muchos más objetos de los que necesitan. Curiosamente, al contrario de lo que se pueda pensar, cuanto más ajustada es la economía familiar más tendencia se tiene a acumular. Ello se debe a creencias o conductas del tipo “lo guardo por si acaso un día me hace falta”, “quizá le venga bien a…”, “aunque no me guste o no lo utilice, si está en buen estado porqué deshacerme de ello…”, “deshacerte de los objetos en un derroche” etc. Además, esta manera de pensar o actuar a menudo ha sido heredado de otros familiares que vivieron realidades completamente distintas a la nuestra (guerras, desplazamientos, hambrunas, pobreza…).

 

Sin embargo, desde mi punto de vista, tanto en lo material como en lo inmaterial la idea de abundancia más coherente y sana no tiene que ver con la cantidad sino con la calidad. Como dice Sergio Fernández, se trata de disponer de la salud, el amor y de los recursos que seas capaz de valorar y cuidar, sin derroche ni despilfarro, pero que te permita llevar adelante los proyectos que deseas y necesitas, así como la posibilidad de brindarle todo ello a otras personas.

 

En ese sentido creo que realizar un proceso de orden profundo en tu casa o en tus espacios personales puede ser muy poderoso. El festival del orden te obliga revisar todas tus pertenencias una por una y a reflexionar en cada una de ellas desde dónde ha llegado a tus manos, la relación que tienes con ella, si está alineado con tu esencia o si te hace feliz y tiene sentido en tu vida.

 

Para mi este proceso es una manera de autoconocerte y sincerarte contigo misma. La decisión de qué hacer con cada uno de tus bienes o espacios personales es totalmente libre, pero ya no habrá posibilidad de pasar la pelota o de proyectar tus frustraciones en las personas que tienes a tu alrededor.

 

Por otro lado, una vez revisadas y seleccionadas las pertenencias que realmente te hacen feliz, colocarlo todo de manera ordenada y eficiente aportará armonía al hogar. Armonía, tranquilidad, belleza… son sensaciones que están unidos con la abundancia y están totalmente al alcance de tu mano.

 

Tal y como menciona Sergio Fernández la belleza es un disparador de la abundancia. La belleza en su sentido más amplio la encontramos en la naturaleza, en las creaciones humanas y en todos los ámbitos de nuestra vida. Al igual que con la abundancia, habituarnos a apreciarla en todo es beneficioso para tu energía general.

 

Desde que hice mi propio proceso KonMari®, en la medida de lo posible y en lo que está en mis manos, he tomado la decisión de rodearme sólo de cosas bellas. A menudo eso significa tener que vivir con menos, encontrar soluciones creadoras o esperar a que llegue el momento o objeto adecuado. No exagero si te digo que eso a veces significa esperar años para adquirir objetos tan simples como una vajilla o un florero… han pasado décadas hasta que he podido adquirir el ordenador o la aspiradora de mis sueños (os hablaré de ella en la newsletter más adelante porque de verdad me tiene enamorada).

 

Este cambio de actitud lo veo también en las personas que asisto con el método KonMari®, se vuelven selectas (que no elitistas), admiran la belleza, son menos consumistas y más responsables con el medio ambiente. También cambia su percepción sobre la abundancia, incluso la confianza respecto a su situación económica. Al contrario que les pasa a las personas con tendencia evitadora (aquellas que por ejemplo evitan mirar su cuenta corriente para no darse un susto y/o consumen sin saber realmente lo que tienen), las personas que realizan el proceso KonMari® recuperan la confianza desde la consciencia, sabiendo en todo momento cual es su realidad.

 

Rodear tu vida de objetos y de lugares estéticos te ayudará a sintonizar con lo que realmente eres. Rodearse de belleza es más un compromiso con la abundancia y con la excelencia que una cuestión de dinero. Hasta donde yo sé, cualquiera puede ir a la playa, al parque más cercano a su casa o a un bosque a pasear, a trabajar, a reflexionar o a hacer un picnic. Es gratis. Hasta donde yo sé, también puedes evitar, sin estridencias ni esnobismos, lugares que no te parezca que cumplan con los estándares mínimos de belleza que hayas determinado. Rodearse de sitios y objetos armónicos es decirle un sí rotundo a la vida. Es comprometerse con uno mismo para escoger siempre lo mejor. Es disfrutar cada día de la vida, afirma Sergio Fernández.

 

¿Qué opinas sobre todo ello? ¿Cómo lo vives tú? Estoy segura de que tus reflexiones, vivencias e incluso contradicciones serán muy enriquecedoras para todas. Si te animas en los comentarios tienes un lugar seguro para compartirlos❤️.

 

Un abrazo✨

Sara

 

 

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